Tengas o no planificado viajar en tren, la Grand Central Terminal merece ser visitada. Este monumento histórico no es simplemente un centro de transporte, también es un destino comercial, gastronómico y cultural. Cuenta con 60 tiendas, 35 lugares para comer y un calendario completo de eventos.
Fue inaugurada en febrero de 1913 y reformada en 1998. Es una de las joyas arquitectónicas de New York. Es un lugar que ha conseguido sobrevivir conservando su estilo durante más de un siglo.
El techo del zodíaco en el enorme Concourse presenta 12 constelaciones pintadas en pan de oro, más 2500 estrellas, 59 de ellas iluminadas con LED.
Una curiosidad es que este zodíaco fue pintado al revés. Nadie sabe con certeza cómo ocurrió la confusión, pero el fundador y benefactor de Grand Central Cornelius Vanderbilt afirmó que no fue un accidente; el zodíaco estaba destinado a ser visto desde una perspectiva divina, en lugar de ser humana, dentro de su templo para el transporte.
«¡Encuéntrame en el reloj!«. El reloj definitivamente es el principal punto de encuentro de la Grand Central Terminal. Está configurado por el reloj atómico del Observatorio Naval de EE. UU. Este famoso reloj de ópalo encima del puesto de información tiene un valor de hasta $ 20 millones.
Los bajos arcos de cerámica con azulejos Guastavino junto al Grand Central Oyster Bar & Restaurant crean un fenómeno acústico que te permite hablar con un amigo en el rincón opuesto. ¡Toma un amigo, inclina la cabeza en las esquinas opuestas y pruébalo!
Con 13 vendedores locales de productos frescos, ingredientes gourmet y golosinas, el Grand Central Market es un mercado de comida de estilo europeo. Está abierto todos los días.